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Soltería en los 30's

La soltería es un tema que divide opiniones entre las personas que llegan al conocido tercer piso, está el equipo que la disfruta, se siente cómodo y recomienda la vida sin pareja formal, y por el otro lado está el grupo que la sufre y que corre tras la idea de construir una relación de pareja que le invite a pasar a otro plano de compromiso. La realidad de la soltería es algo muy singular y no hay un lugar que indique cómo se tiene que vivir, por lo tanto, no hay un mandato o ley que asegura que es buena o mala; esto es una buena noticia porque el concepto que tenemos sobre la soltería se puede transformar y re-significar las veces que sean necesarias para dejar de vivirla como un síntoma y comenzar a verla más como una decisión que se transita de diversas maneras en cada etapa y edad de nuestra vida.



Es necesario comprender que las mujeres solemos vivirla de una forma muy peculiar a diferencia de la contraparte, nos persigue la idea y argumento que parece muy sólido del reloj biológico y la capacidad que tenemos de reproducirnos (como si eso fuera también un mandato que no se cuestiona), nos corretean las ideas y creencias de otras mujeres que se han casado, comprometido y que viven algo que les representa cierta seguridad y estabilidad (que estos también son conceptos muy cuestionables y únicos para cada persona), y también tenemos la cultura y sociedad que nos acechan todo el tiempo con el imaginario de lo que se supone la mujer y el hombre “deberían” de estar haciendo en sus treintas.


Todas las presiones que vivimos constantemente nos impiden tener claridad y tiempo para cuestionar, primero, lo que la soltería realmente significa e implica en nuestra vida, y en segundo lugar el sentido y la función que tiene una relación de pareja. Esta presión no nos permite observar si es verdaderamente nuestro deseo formar eso que la “normalidad” dice que se debe formar como una muestra de que somos seres funcionales en la sociedad (parece un peligro aquel o aquella que sigue soltero), ya que abundan los comentarios como “algo malo debe de haber porque no tienen novia/o”, como si la posibilidad y el hecho de tener una pareja avalara nuestra estabilidad mental y social.


Claro a los profesionales de la salud mental nos interesa saber lo que pasa con la vida amorosa, romántica y erótica de quien consulta para detectar la manera en cómo la transita, saber si existe algún malestar significativo que provoque sufrimiento, o por el contrario, verificar que no existe problema alguno. Recuerda que todo es muy subjetivo y singular, por lo tanto, tu historia y elecciones también.



Comprendo que pueden existir situaciones en donde el deseo es mucho y la búsqueda de pareja se convierte en algo que genera mucha angustia y estrés, porque a mayor experiencia es probable que los requisitos a cumplir de la o el susodicho sean mayores y más específicos, lo cual me parece natural, sin embargo, también es importante revisar la rigidez que se atraviesa ante la imposibilidad de encontrar a la pareja; la angustia hace de las suyas y la hiper vigilancia hacia el tema y los(as) pretendientes también.


Ten en mente que toda relación o intento de ella se construye con tiempo, paciencia, comprensión y empatía, y es muy seguro que, aunque pienses que estás lista/o para entrar a una relación y que esperas lo mismo del otro, te topes con retos nuevos que te pondrán a trabajar en el interior.


Deseo que estás reflexiones te puedan abrazar en este proceso de soltería y que aporten a formar un nuevo significado que te empuje a nuevas acciones.





Con cariño,

Grecia.


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