La que se ve diferente a los demás miembros de la familia, es decir, la que habla y se expresa de forma diferente, la que sus temas de interés se desvían de los cotidianos a la hora de la comida familiar, la que su vestimenta siempre es criticada y blanco de comentarios despectivos plagados de los “deberías”, aquella persona que es señalada y hasta condenada por sus gustos musicales, y lo más grave de todo, la oveja negra de la familia, es aquel miembro que recibe menor apoyo ya que sus decisiones se brincan la normalidad de los demás. Esa es la oveja negra.
Duele escuchar discursos e historias llenos de decepción y sufrimiento de una persona que ha vivido desencajada de la vida misma, que se siente y percibe como incorrecta cada una de las decisiones que puede llegar a tomar o que se le permiten tomar. La confianza y autoestima de estas personas desaparece y re-construirla parece tarea imposible cuando se llega a la vida adulta.
Queda claro que las diferencias asustan mucho a los humanos y lidiar con ellas es complejo. Se han presentando casos extremos a consecuencia del miedo y la incapacidad para reconocer y aceptar a un otro con todo su bagaje.
Es díficil, muy difícil, darse cuenta que la violencia y el desprecio provienen del principal núcleo familiar, ya que es “en nombre del amor” o “por tu bien” que se atreven a soltar opiniones y críticas que lastiman en lo más profundo del ser de esa oveja negra. Es difícil aceptar que pueden ser mamá, papá, hermanas, hermanos, tías, tios, abuelos o primos, los primeros agresores de la vida emocional de un ser humano sólo por no ser capaces de acompañar con amor y respeto a esa persona que es diferente a lo conocido por la familia.
El miedo que produce a la familia el pensar que su hija o hijo puede ser rechazado por la sociedad debido a sus diferencias, hace que sean ellos mismos los primeros en agredirlos y en rechazarlos del núcleo familiar.
Urge ser conscientes y trabajar en la aceptación de las diferencias que cada uno de nosotros tiene, necesitamos aprender a ser acompañantes de las personas que amamos, necesitamos arropar con respeto, compasión, paciencia y empatía a aquellos miembros que se expresan de formas diferentes a la normalidad establecida en la propia familia.
Si eres tú esa oveja negra, te quiero decir que el camino a construir una percepción mucho más amable y compasiva de ti mismo es complejo pero no imposible, existen alternativas y acciones que se pueden llevar a cabo para recuperar lo más importante quede eres a ti mismx.
Con cariño,
Grecia.
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