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¿Qué te estás exigiendo?

Si hay un tema que me inquieta y me llama mucho la atención es la relación que existe entre nuestro cuerpo y las exigencias que nos hacemos... Lo que más me atrae del tema, es que se piensa que estas exigencias están relacionadas con él directamente, pero créeme, la mayoría no lo están y de esto quiero que platiquemos hoy.



Cuando caí en cuenta de la existencia de este vínculo tan extraño, se vinieron a mi mente numerosas frases que he escuchado en mi consultorio y a lo largo de mi vida: desde que somos conscientes de los cambios físicos de nuestro cuerpo, por allá de la secundaria en adelante, y que si nos ponemos a escarbar el origen de esas frases vemos que se vienen escuchando desde mucho antes de ser conscientes del propio cuerpo, con nuestras madres, tías, abuelas, comerciales en la televisión, películas y cuentos. Frases tan impactantes como: “Le / me fue infiel por gorda”,”Tengo que verme de tal o cuál manera para ser feliz”, ”Si tan sólo bajara 10 kg mi vida sería más feliz”, “Ya quisiera el cuerpo de Fulanita para poder…” ¿Cuáles más se te vienen a la mente?


A este tipo de exigencias me refiero cuando digo que nos agarramos al cuerpo físico para hacerle frente a las angustias, incertidumbres y problemas de la vida que, si nos ponemos a pensar, nada tienen que ver con él, sino que con la calidad de vínculos que construimos, con las decisiones que tomamos y con nuestra capacidad de análisis de las circunstancias, en donde este tipo de exigencias no se resuelven llevando al extremo a nuestro cuerpo.





¿Por qué uso a mi cuerpo para resolver?


Por que comenzamos a conocer el mundo a través de él, de la información que nuestros sentidos nos proveen y es un recurso que tenemos a la mano para conectar, pero al vernos carentes de otros recursos psicológicos como el hablar, escribir, confrontar, reconocer y nombrar nuestras emociones y sentimientos para hacerle frente a la vida, a los conflictos y al trauma, utilizamos al cuerpo como el principal medio para “resolver” toda clase de emociones desbordadas como la angustia, estrés, ansiedad, miedo, incertidumbre, bajo las exigencias que antes te mencioné.


Hemos crecido rodead@s con etiquetas que van más allá de su función de darle orden y estructura al mundo que nos rodea, hemos convertido esas etiquetas en cadenas pesadas que nos amarran a una sola forma de ser y de vernos, que nos someten y cortan nuestra posibilidad de creatividad y a la par de crear recursos emocionales y psicológicos más profundos y maduros.


Nuestro cuerpo está ahí, nos sostiene, nos transporta, nos permite vivir toda clase de experiencias en la vida y hace mucho por nosotros, exigirle que resuelva conflictos por nosotras es no escucharnos, es desconectarnos completamente de nuestra esencia. Por eso, observa con mucha atención las exigencias que le haces, probablemente nada tienen que ver con el cuerpo y mucho con tu interior y con aquello que te cuesta resolver.



Si este contenido te sirve y logras detectar exigencias que quisieras trabajar desde una nueva perspectiva, aquí puedes ver los horarios disponibles para consulta de psicoterapia conmigo.



Nos leemos a la próxima.


GRECIA


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