Éxito y Culpa
- psicologagreciamor
- 27 abr 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 23 ago 2021
¿Se te hacen familiares estas palabras juntas? Es curioso cómo la culpa se adhiere a nuestra persona como parte de nuestro desarrollo pareciendo que nunca se irá y que tenemos una batalla perdida en contra de ella.

Comencemos por definir cada uno de los conceptos para que podamos encontrar sentido a la idea de acción que te propongo:
Él éxito me gusta definirlo como aquello que te está otorgando plenitud, tranquilidad, estabilidad y cierto grado de estrés que te permita movilizarte a seguir avanzando. Esto es algo muy único, por lo tanto el éxito es muy diferente en cada persona, así tiene que ser, sin embargo como miembros de una sociedad capitalista, nos han bombardeado a lo largo de nuestra vida con una sola idea de lo que es el éxito: tener. Tener ciertos bienes materiales, vivir de cierta forma, un tipo de pareja amorosa, carreras profesionales específicas, tipos de familia, etc., seguro se te vinieron imágenes, frases y personas a la mente.
Quiero compartirte que mi idea del éxito está basada en: ser. Ser el deseo que tu interior te grita, ser la primera defensa de la construcción de tu vida y ser tus decisiones, y lo más interesante es que he visto que el “tener” después de “ser” llega como consecuencia natural. Sí, ser exitosa implica lo que tu desees que implique, te invito a definir este concepto solamente para ti, y que esa definición sea tu guía principal.

La culpa por su lado, es esa sensación que viene acompañada de pensamientos llenos de castigo y malestar por sentirnos responsables de acciones “negativas”. ¿La necesitamos?
Sí y No. Cuando somos niños, la culpa juega un papel importante al momento de insertarnos en el mundo social cargado de reglas y sanciones que permiten la convivencia y respeto entre los seres vivos de este planeta, por lo tanto, la culpa es que lo nos comienza a movilizar y motivar a reparar el daño cuando hemos cometido un error. Cuando esta culpa es muchísima al grado de sentir que nos invade y excede, lo que provoca es sólo malestar traducido en parálisis, nos impide seguir avanzando y es un gran bloqueo de nuestra creatividad como humanos.
Es posible que en algún punto de tu vida hayas sentido culpa por considerarte exitosa y que la sensación de castigo llegue cuando te encuentras construyendo tus sueños.
¿Por qué y para qué pasa esto?
Como te lo comenté arriba, vivimos en una sociedad que promueve constantemente modelos únicos de ser y tener, por consecuencia puedes darte cuenta que es común toparte con la idea generalizada de cómo es o debe de ser una mamá, cómo es o debería ser una mujer joven y en soltería, la pareja en matrimonio, la pareja en noviazgo, el que tiene una profesión y debe de tener un “trabajo seguro”, y así una larga lista de cómo “deberíamos” de ser y lo que “deberíamos” de tener.

Al descubrir tu propio deseo, reglas, necesidades e inquietudes, y con mucha valentía y esfuerzo darnos cuenta que son diferentes a las normalizadas, la culpa llega a manera de “cuidarnos” de cometer acciones diferentes a lo que el grupo social hace, la culpa al rescate; llega a frenarnos y protegernos de sentirnos diferentes, de ser criticados, y rechazados por la sociedad, es decir, de ser segregados de nuestro grupo de amig@s por pensar diferente, de ser criticados por nuestra familia por tomar decisiones diferentes a las de ellos, etc.,. ¿Ves? De pronto la culpa no es tan mala ¡ja! Pero, después de tanto bombardeo de pequeñas dosis de culpa, se va acumulando y por lo tanto, nos detiene, aquí es cuando estamos en problemas.
¿Qué hacer con el exceso de culpa por crear y disfrutar de mi éxito?
RECONÓCELA.
Realmente date cuenta de cuándo llega, en qué actividades te sorprendes con esas sensaciones de castigo y pensamientos cargados de “debería de hacer…en lugar de….” palabras clave para detectar que tal vez eso que deberías hacer es una actividad pre-cargada por lo que dicta la normal (que no siempre es lo ideal para ti, o a veces sí).
SIÉNTELA.
Regálate la oportunidad de sentirla, de saber cómo se manifiesta en ti y pon un nombre a cada una de las sensaciones y pensamientos que te llegan.
TRANSFÓRMALA.
Toma esos pensamientos del “debería de” y pregúntate ¿quién me dijo que así debería de ser? Te sorprenderías de las respuestas que te puedes dar. Usa esas respuestas para que puedas explorar todas las creencias que tienes en tu ser, cuáles son realmente construcciones tuyas y cuáles vienes cargando de generación en generación.
Cada proceso de descubrimiento y transformación es único, sé empática contigo misma y lleva acciones poco a poco, no se trata de ir a cierta velocidad o si crees que tienes que hacerlo rápido, te preguntaré ¿quién te dijo eso?
Que la culpa sea un voz interna que te ayude a conocerte más y usarla en favor de tu crecimiento y éxito.
Nos leemos pronto.
GRECIA
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