Frase conocida “el que se enoja pierde”, frase de esta nota “el que se enoja gana”. Te propongo darle la vuelta a esta idea tan popular de superar y navegar las dificultades de la vida con gran positivismo, agradecimiento y alegría todo el tiempo. Primero, porque es algo imposible de lograr, segundo, por que no se trata de reprimir y censurar las emociones y reacciones desde lo moral y ético navegándolos solamente entre los positivo y negativo de las situaciones, se trata, creo yo, de poder ir un poco más profundo e integrar lo desagradable como parte fundamental de lo agradable, y aunque no nos guste, el malestar como puede ser el sentirse enojadx también es necesario para ganar y seguir caminando.
Me parece importante aclarar a lo que me refiero con la cuestión del enojo: no me refiero a los comportamientos reactivos, impulsivos y violentos que una persona puede cometer bajo la justificante “es que estoy enojado, tengo carácter fuerte”, no, eso es una falla en el control y manejo de los impulsos y no tiene que ver con sentir el enojo como una sensación natural y muy necesaria para nuestro desarrollo. Una vez hecha mi aclaración te cuento como es que me atrevo a compartir que es importante y muy necesario sentir enojo para poder ganar.
Es necesario comprender y aceptar que la energía del enojo no la podemos evitar y censurarla es algo que tiene consecuencias graves al contrario de lo podríamos creer, la censura y represión tienen el efecto del desborde de toda esta energía traducida en comportamientos violentos, sin embargo, el permitirnos coexistir con ella, es lo que hace que sea una gasolina importante para la toma de decisiones, que pueda ser el despertar a la transformación y el establecimiento de límites. Todo esto tiene que ver con el autocuidado y búsqueda constante de nuestro propio bienestar y de las personas que amamos y nos importan.
Son en los momentos en los que más incómodos y enojados nos sentimos cuando logramos tomar decisiones determinantes en nuestras vidas, haz memoria de los cambios radicales que has hecho hasta ahora y nombra aquellos en los que el enojo estuvo involucrado para decir “no más, hasta aquí, ahora sí”; me atrevo a asegurar que la toma y desarrollo de una decisión fue sostenida por el enojo. Ganamos confianza y seguridad a través de esta sensación que nos empuja a defendernos de una situación crítica, nos obliga a buscar de forma creativa soluciones y pedir ayuda. Ganamos la certeza de que somos capaces de construir nuevos caminos y ganamos la fuerza suficiente para movilizarnos.
Realmente pierde aquel que no sabe qué hacer con la sensación, el que no la tolera y busca de muchas maneras violentas desecharlas de su ser aventándoselas al otro de diversas formas: envidia, insultos, golpes, gritos, manipulación, esa es la persona que pierde cuando se enoja, o más bien, se pierde así mismo cuando se enoja.
Agradecer y ver las cosas positivamente no está mal, también se necesita, pero muchas veces viene después de permitirnos sentir, atravesar y aceptar todo el malestar que las situaciones/personas puede provocar en nuestras vidas.
Re-significar las maneras de sentir del enojo así como lo que hacemos con él, nos brindará la posibilidad de comprender que perdiendo se gana más que negándonos a soltar aquello que ya no nos funciona más. Darle paso al enojo como una energía natural en los seres humanos y escuchar lo que nos tiene que decir te asegura una auto percepción más auténtica de ti mismx abriéndote nuevas posibilidades.
Con cariño,
Grecia.
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